miércoles, 4 de abril de 2012

bienvenida ANA

Bueno retomamos la historia, poco a poco fui dejando de comer, cada día que pasaba comía menos, sabía que estaba más delgado que nunca, pero yo no me veía así, sólo veía grasas mirara donde mirara, así que seguía comiendo cada vez menos hasta que llegué a pasar los días con un par de cafés solos con sacarina y a veces sin sacarina... Aquí conocí sin saberlo a Ana. Para no llamar la atención, ya que mi madre estaba con la mosca detrás de la oreja, empecé a mentir diciendo que había comido en casa de alguien al salir del instituto (lo que hacía era dar vueltas por la calle para rellenar ese rato y así quemaba calorías caminando), aprovechaba cuando por las tardes salía mi familia de casa para decir que no cenaba ya que había merendado mucho y no tenía hambre, guardando esa "merienda" en mi mochila para tirarla a alguna papelera por la calle al día siguiente y los fines de semana decía que cenaba con mis amigos en algún sitio barato y claro tampoco era cierto. Parecía que mi plan funcionaba, bajaba lentamente de peso pero cada gramo era una alegría aunque por supuesto seguía sin verme delgado, pero claro, mi madre siempre alerta empezó a decirme que no comía nada, que estaba muy delgado y que no podía seguir así, con lo cual empecé a estar todo el día fuera de casa y tener excusas para no comer y tampoco cenar, les decía que tenía que hacer algún trabajo de clase en grupo o cualquier otra excusa y que habíamos tomado algo... pero ya no sonaba creíble así que empezaron a obligarme ha hacer las comidas en casa, por supuesto yo no protesté para no levantar sospechas ya que yo indignado les decía que estaban equivocados, ya que yo comía siempre y mucho. Aquí comenzó lo más difícil, volver a comer, pero os lo dejo para el próximo día. Un saludo a tod@s y por favor hacedme todas las preguntas o comentarios que queráis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario